Exigencia y perfeccionismo

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En esta ocasión, voy a hablar de algo más personal, más subjetivo. Voy a hablar de algo que a veces se posiciona como una virtud, o algo a destacar, mientras que en realidad suele ser un defecto. Todo depende de como se afronte, o desde el punto de vista, pero es verdad, y muchos estaréis de acuerdo en que se exigente y perfeccionista puede limitar nuestras capacidades.

Me voy a intentar explicar brevemente. Una persona que sea exigente  se puede considerar una persona que nunca se conforma y que siempre va a querer más tanto de sí mismo como de los demás. El problema vendrá cuando esa exigencia no es factible, o demasiado elevada. Una persona demasiado exigente puede exigir, valga la redundancia, a los demás tareas que puedan presentar conflictos, que obligue al prójimo a llegar a niveles no asumibles, y crear así un mal ambiente. Por otro lado, el hecho de ser exigente con uno mismo hace que uno intente superarse continuamente, dejando a un lado, la lógica y pueden aparecer comportamientos compulsivos. Algo muy parecido ocurre con alguien demasiado perfeccionista, buscando perfección en uno mismo y en los demás.

En mi caso, me considero alguien perfeccionista y esto a veces, me impide realizar las tareas que debería por el simple hecho de que no percibo tener todas las herramientas para hacerlo de una manera casi perfecta. A veces me veo dejando de lado obligaciones, o tareas, puesto que aunque las pueda hacer bien, considero que las puedo hacer mejor. Y también exigente, de manera relacionada, puesto que si no considero que he hecho todo lo posible para hacer esto de manera perfecta, no me siento satisfecho. Incluso se pueden dar problemas de insomnio. Y por otro lado, puedes influir en los demás negativamente, intentando hacer el trabajo de otros por el simple motivo de querer hacerlo mejor.

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